martes, 26 de febrero de 2008

Idea Feliz...

Mi profesor de ecuaciones diferenciales, un español loco que terminó, quién sabe cómo ni por qué, dictando clases de cálculo para ingenieros, decía que para resolver "cierto tipo" de ecuaciones era necesario esperar (aguardar...) una "idea feliz".

Nota: Yo nunca tenía "ideas felices".

De hecho, me costó mucho entender el concepto (y me sorprendía la forma en la que a él se le ocurrían estas "ideas" y más aún, me sorprendía que algunos de mis compañeros ya empezaban a hablar el lenguaje común de aquellos a los que se le ocurren "ideas felices" en los parciales) ... pero un buen día, en un 
examen, me di cuenta que simplemente no tenía ni puñetera idea de que hacer...Cualquier cosa, entonces, sería inexorablemente el resultado de una "idea feliz". No dejé el examen. Lo utilicé para escribir y dibujar cuanta locura por mi cabeza ... y ... Bingo! ... la idea más #%#$"% empezó a fluir hasta el final.

Desde ese entonces he aplicado el bendito concepto para muchas cosas en mi vida, muchas veces con mejor resultado que en clase de cálculo.

Sin embargo, para lo que me sería 
increíblemente útil una "idea feliz" ... nunca se me ha ocurrido una. Siempre he querido pensar. Siempre he querido construir "ideas felices" ... siempre he creído que depende de mi propio esfuerzo intelectual ... o algo así ... pero en la medida en que pasa el tiempo siento que mi teoría tiene menos piso y empiezo a aceptar que las "ideas felices" son precisamente eso ... "ideas felices", nada más ni nada menos.

viernes, 1 de febrero de 2008

El arte no es un capricho...

Creía que había terminado el recorrido. Solo volteé a mi derecha para cerciorarme, pero definitivamente me faltaba una sala, y no era una sala cualquiera. Al entrar me encontré, en especial, con tres bellísimas obras. “El disco rojo persiguiendo a la alondra”, “Homme a la pipe” y “El Geldersekade de Ámsterdam en invierno”. Toda la visita al museo había sido super estimulante (especialmente por la “Monalisa” de Botero que siempre me ha divertido tanto) pero fui feliz, increíblemente feliz al ver “El disco rojo”. Después de todo era la primera vez que veía un Miró, más allá de mis libros y la pc. Fue una experiencia maravillosa estar al frente de la obra de ese autor tan querido que me evoca tantos y tan fuertes sentimientos. Fue una delicia el color, la textura y la sensación de acompañar al autor mismo en su imaginación a tan solo centímetros. Fue un grandísimo privilegio.

Claro, todo esto no habría sido posible sin un “recinto” anfitrión. El Museo Botero está situado en una linda casa remodelada de la candelaria con una simpática historia de arzobispos, ataques, incendios, Cortes de Justicia y otros bichos raros de la sociedad santafereña. Es una de las dependencias del Banco de la República de Colombia y se conformó a partir de una donación del maestro Fernando Botero en noviembre de 2000. La colección incluye 123 obras de su autoría (pinturas, dibujos y esculturas) y 85 obras de autores no colombianos.

Curioseando entre los detalles del museo encontré el discurso del maestro Botero (http://www.lablaa.org/blaavirtual/museobotero/discurso.htm) al entregar su donación al Banco y quiero decir que me encantó el siguiente párrafo: “Algunas personas me han preguntado cuál es el sentido de esta donación, el sentido de que estas obras queden en Colombia, en un momento en que el país está viviendo días tormentosos. Y la respuesta es que precisamente porque nuestra patria está acosada por la violencia es que esta colección debe quedar aquí. A la barbarie hay que oponer la civilización; a la violencia la cultura; a la intolerancia debemos oponer el arte, porque el arte no es un capricho que adorna una sociedad, sino una necesidad espiritual que debe ser compartida con entusiasmo”.

Me encantó porque creo en la fuerza del espíritu y la determinación de los corazones como chispa creadora y combustible permanente de la llama que transforma y moldea nuestra realidad. Creo que todas las acciones de agresión y dolor se deben responder con “vicerales” manifestaciones culturales. Manifestaciones culturales audaces, inteligentes y decididas. Y es que el reto de un país como Colombia no es erradicar el vicio maldito de la violencia, el reto es la tolerancia en el marco “azulado” de un estado de derecho, el reto es la generosidad de palabra y acción, el reto es la canción, la poesía, el emprendimiento, la pintura, la industria con un claro sentido de responsabilidad social, la escultura, la infraestructura civil con vocación productiva en el entendido del beneficio comunitario local.

El reto es eliminar esa inequidad que nos corrompe, el reto es irradiar bienestar social a través de estructuras jurídicas, económicas y sociales honestas, factibles y eficientes.